domingo, 7 de septiembre de 2008

15 parpadeos del 7 de septiembre de 2008


Francisco Tario
Realmente todo es gracioso y simple en un entierro. A excepción del muerto.

Néctar – Ambrose Bierce
El néctar era una bebida que consumían los dioses en los banquetes olímpicos. El secreto de su preparación se ha perdido, pero los modernos habitantes de Kentucky creen saber cuál era su ingrediente principal.

Belleza - Sergio Gaut vel Hartman
—Me duele la cara de ser tan guapo —dijo Narciso Bello. Hulk, Mr. Hyde y Rocky, que andaban cerca, lo oyeron y le dieron tal paliza que ya no le dolió más.

Mareas - Ramiro Sanchiz
Aquel día el bosque estaba en bajante. No entramos.

Incoherencia  extrema - Miguel Dorelo
Un caso de esquizofrenia aguda: siempre amó la verdad. Se recibió de abogado.

Sueños I - Claudio Amodeo
Tengo un sueño recurrente que cada noche se complementa con más y más información. Anoche dormí dieciocho horas y hoy aún no despierto.

Georg Christoph Lichtenberg
Los monjes de Lodève, en Gasconia, declararon santo a un ratón que se había comido una hostia consagrada.

Le costaba mucho mantener el equilibrio - Eduardo Abel Gimenez
Le costaba mucho mantener el equilibrio, así que fue al médico a que le agrandara los pies.

Variaciones sobre un tema de Monterroso I - Daniel Frini
—¡Che, vago de mierda! ¡Despertate! —dijo el dinosaurio.

Compulsión metafísica - Jorge Martín
Tanto lo obsesionaba descubrir qué había detrás de la realidad que desarmaba en partes todo lo que tenía a mano. Al menos esa fue la explicación que le dio Jack the Ripper a la policía.

Hormiguita Escher - José Luis Zárate Herrera
—Descansaré al terminar esta cinta Moebius.

Telepatía - Luis Saavedra
El gato me dice: ¡Soy tu amo!

Batalla contra el tiempo - Magnus Dagon
Acabar con los droides insurrectos fue fácil. Bastó con esperar diez años hasta que se oxidaron todos.

Vasos comunicantes - Alejandro Bentivoglio
El telegrama es la literatura experimental del desastre.

Multizona - Guillermo Vidal
Era tan eficaz en su prédica que hasta cuando convertía DVD cambiaban de temática y cual fuera la película empezaban a hablar de religión.

12 ráfagas del 7 de septiembre de 2008


Aburrimiento - Francisco Tario
Padre fecundo de todos los hombres. Aburrimiento, del que inevitablemente ha nacido siempre algo: un poeta, un suicida, una percha, un apóstol, una ramera.

Impiedad - Ambrose Bierce
Irreverencia del prójimo hacia mis dioses.

En piel ajena - Claudio Amodeo
Toda su vida sostuvo que yo, en su lugar, pensaría y haría exactamente las mismas cosas. Pero cuando la desollé y me vestí de ella le demostré que estaba equivocada.    

Cuento de hadas - Angela Schnoor
Deseaba ser Reina. Un día encontró un Rey que la trataba como su Princesa. Entonces, huyó con un Príncipe, sólo para descubrir que él, acostumbrado a ser servido, sólo la quería como niñera.

G. C. Lichtenberg
El hombre era tan inteligente que casi no se le podía utilizar para nada en el mundo.
 
A veces pienso que me estoy ablandando - Eduardo Abel Gimenez
A veces pienso que me estoy ablandando, pero no es así. Es que el mundo se endurece más rápido que yo.

Gastronomía de TV - Daniel Frini
—No me gusta Tinelli —dijo el pequeñín
—Está bien, dejalo a un lado y probá un poquito de los gatitos que bailaban con él —contestó mamá caníbal.

Incrédulos - Sergio Gaut vel Hartman
—¿Por qué no me creen? Cultivo Cannabis sativa como planta ornamental. —El siguiente sonido fue el ominoso clanc de las esposas al cerrarse sobre sus muñecas.

Dieta voraz - Jorge Martín
Allanaban la sede con puntualidad meridiana, con discreción dividían en porciones el botín para pasar inadvertidos,  subían las escaleras en pequeños grupos para compartir el asado a puertas cerradas. La ley vegetariana era muy estricta.

Trámite - José Luis Zárate Herrera
—Toda prueba de identidad deberá presentarse por triplicado.
—No hay problema —dijo el clon.

Secretos inconfesables - Magnus Dagon
Al volver al trabajo olvidó ponerse las gafas, de modo que tuvo que explicar a Lois un par de cosillas.

El perfecto tormento - Alejandro Bentivoglio
El ego desciende al infierno y encuentra una pared con infinidad de nombres escritos en ella. Excepto el suyo.